THE TOWER 
OF KNOWLEDGE



Diapositiva, carta
Meteorito de hierro IAB, 57 kg

PÁRAMO GALERÍA, GUADALAJARA 2015
ASU HAYDEN LIBRARY, ARIZONA 2018-19




Una monumental torre de estilo neogótico domina el horizonte de la ciudad de Pittsburgh. Según el imaginario local -idílicamente pastoril y salvajemente moderno en partes iguales-, este edificio actúa como homenaje al “espíritu de los pioneros que, sentados en sus cabañas de tronco y bañados por la luz de las velas, pensaban en la gran ciudad que en algún momento se expandiría más allá de los ríos” y que ellos mismos, simplemente a través de sus propias ensoñaciones, estaban ayudando a edificar.

La construcción de la Cathedral of Learning, o Catedral del Aprendizaje, concluyó en 1937 y desde entonces se ha instituido como el principal asiento de la Universidad de Pittsburgh, nodo central de la vida académica, social y afectiva de los miles de estudiantes y profesores que diariamente recorren sus aulas y salones, bibliotecas y dormitorios, archivos y oficinas. Uno de ellos, William A. Cassidy, compartía algo del espíritu de aquellos y aquellas pioneras que con sus sueños sientan las bases para construir un mundo: catedrático emérito del Departamento de Geología y Ciencias Planetarias, durante casi medio siglo recorrió el mundo en busca de meteoritos y sus cráteres de impacto, incluídas decenas de expediciones a la Antártida donde, junto a su equipo, descubrió tantos nuevos especímenes que logró triplicar el inventario previamente existente en el planeta.

Paráfrasis secular, The Tower of Knowledge reescribe nominalmente la Cathedral of Learning y se inspira en ella, ya que es una obra que se despliega en dos etapas, como imitando mediante una mímica modesta los niveles estructurales del edificio.
Una sala apenas iluminada alberga un meteorito de 57 kg que Cassidy les regaló a Faivovich y Goldberg, motivado por la esperanza de que, a través de la práctica artística, pudiese ser visto y experimentado por muchas más personas. En un espacio contiguo se proyecta una diapositiva con la imagen del explorador-científico a la vera de la enorme torre en la que se formó y más tarde impartió su conocimiento. Junto al aparato de proyección reposa la carta a través de la cual les legó oficialmente la custodia del meteorito a los artistas.

Al mismo tiempo homenaje individual en vida y rescate del espíritu modernista en tanto gesta colectiva, esta obra custodia la idea de que las relaciones interpersonales, incluso las afectivas, son una sustancia que altera positivamente el signo de la exploración y el descubrimiento. Los trayectos de Cassidy y Faivovich & Goldberg se cruzaron en Campo del Cielo y cada uno de ellos -pero también como un conjunto abstracto, que a veces pierde y a veces consolida su forma- logró idear formas inéditas de conectar, traducir y socializar las diversas historias y bellezas contenidas en esos meteoritos. Cassidy murió en 2020 pero su trabajo perdura y habilitará la existencia de nuevos relatos y hallazgos a través del tiempo; del mismo modo, la roca espacial antiquísima que les legó a los artistas se ha convertido en un medio viable para la arborización de todo tipo de fuerzas y cruces afectivos, de amistades, futuros sueños y conocimientos aún inexplorados.