Acrílico sobre lienzo, acrílico sobre cartón entelado, piedra caliza, video
Meteorito de hierro IAB, 19 gr

MUSEO MODERNO, BUENOS AIRES 2023-24




Otumpa proviene del vocablo chiriguano “motumpa”, cuyo significado es endiosar, divinizar o deificar. Así llamaron los pueblos originarios a una planicie llana de vegetación enmarañada y difícil de penetrar. Del mismo modo nombraron a la formación geológica que ocultaba este paraje: un pozo posiblemente generado por el impacto de un objeto extraterrestre. Desde el siglo XVI, diversas expediciones españolas guiadas por los indígenas de la región se aventuraron al interior de Otumpa. Buscaban una enorme masa de hierro nombrada como el pozo y el llano y que, sin saberlo, había bajado del cielo hacía pocos miles de años. Conocido como el Mesón de Fierro, se convirtió en la roca extraterrestre más célebre entre los millares que bombardearon Campo de Cielo. El aura mítica del Mesón se acrecentó después de 1783 al convertirse en un tesoro intraterrestre, ya que los colonos le dieron sepultura y lo desaparecieron por no haber podido hallar bajo tierra las raíces férreas de las toneladas del hierro más puro que jamás habían visto.

Otumpa, recibe al visitante con una pieza en video que retrata el monte chaqueño y su biodiversidad -hoy devastados por los monocultivos de moda-, para luego abrirle paso a un espacio de recogimiento.
En un extremo de la sala, el meteorito reaparece como pintura monumental; su imagen inmaterial flota a escala real, reponiendo imaginariamente lo que no puede ser visto. En el otro extremo, un pequeño espécimen meteorítico de 19 gr, perteneciente a la colección del Museo de Historia Natural de Viena y con el que los artistas ya habían trabajado en su exhibición Auf der Suche nach Mesón de Fierro, en 2018, retorna luego de cientos de años a la región de su aterrizaje original, al territorio hoy conocido como Argentina. En el centro de la sala, dos pinturas provenientes del Santuario de la Virgen de la Laguna (Mesón de Fierro, Chaco), realizadas por la gran artista del sudoeste chaqueño, Lilly de Escribanich (1928-2017), expanden visual y emocionalmente el imaginario en torno al evento cósmico y su paisaje, al mismo tiempo que sincretizan su copiosa historia. Una piedra litográfica desprendida de Litoteca (2018) completa el espectro material y de registros en los que la narración diagonal de Otumpa encuentra su apoyatura. Así, la exhibición ofrece un espacio para que el espectador pueda reunirse con la imagen de aquello que está, pero en ausencia. Lo desaparecido, entonces, más que encontrarse en ningún lugar, podría hallarse en todos lados.